Lidiando con los bullies y con mis expectativas laborales
A pesar del distanciamiento social, el drama de oficina puede ser peor
Durante la pandemia y con todos los días iguales, empecé a extrañar la idea de una rutina. Eso fue hasta que salió un proyecto de 3 meses en el que me encuentro. Por primera vez, sentí pena porque tengo una supervisora quien me inspira laboralmente y con quien puedo verme tomando una cerveza después del trabajo. Algún dia me encantaria conocer a quienes han sido colegas durante estos dos meses y medio.
Y si bien estoy agradecida por la dicha de tener un buen ambiente de oficina…como siempre, nada es perfecto y apareció de lado y desde las sombras… chan chan chan, la innombrable.

La innombrable a) no me supervisa b) rara vez interactúo con ella.
Pero eso no fue suficiente para este perfil de mujer en liderazgo; me apena mucho ver lo común y repetitivo de este perfil en industrias como la humanitaria (no, la gente no es buena solo por trabajar en agencias que promueven la dignidad humana y Derechos Humanos, vayan sacándose eso de la cabeza)

No tomó mucho tiempo para que la innombrable deje que su inseguridad la controle. Esto se mostró en su necesidad de controlar todo, pidiendo ser copiada en correos que no va a tener tiempo de leer. Para todo esto, me empecé a preguntar que cagadas hice en vidas anteriores para tener tan mal karma a nivel laboral, cuando finalmente pensé encontrar la luz con mi súper supervisora.
En resumen, durante mi corta carrera, he tenido desde casos de acoso laboral, bullying y hasta un colega que me dejó de hablar para meses después, borrracho, declararme su amor y ponerlo como excusa de su actitud imbécil por meses. Quisiera estar bromeando.
En el caso de la innombrable, obvio su además de ser completamente de la nada su actitud conmigo, me dio pena. Porque a medida que me comunicaba con quienes eran parte del equipo sentía un miedo de parte de ellos, ese miedo absurdo y sumiso que es muy común en ambientes laborales en la región.
Lo bueno fue que como ya tenía mi bagaje, pude hacer frente de manera respetuosa y buscar una solución. Simplemente desde un lugar de exigir mis derechos para no contar con obstrucción a mi trabajo. Y de esa experiencia, saco estas conclusiones:
1. Tú aportas a tu lugar de trabajo: Por una razón estas allí, no es un favor y tienes el derecho de pedir las herramientas para realizar tu trabajo. Muchas veces, por eso miedo y agradecimiento de tener un trabajo, nos dejamos pisar el poncho, como decimos en Ecuador. Recuerda tus términos de contratación lo que se espera de ti y define pasos para alcanzar tus objetivos.

2. Pon límites: Una cosa es ser proactivo y otra cosa es que te tengan de todólogo. Tenía un trabajo donde llegué a hacer comunicaciones y terminé haciendo las compras en Amazon y lidiando con equipos en EEUU al ser la única que hablaba inglés. Eso me quitaba mucho tiempo y termino afectando otras tareas que si eran parte de mi rol.
3. El conflicto es necesario: Nuevamente, esas mamadas de “somos una gran familia” es una frase de positividad tóxica digna de inicio de una peli de terror.

Es sano aceptar, que aunque seas súper amigo de tus colegas, van a estar en desacuerdo; poder hablar desde puntos de vistas diferentes de manera respetuosa es clave. Una de las lecciones que aprendí en mi primer trabajo después de graduarme es que decir las cosas es bueno. Pese a que todxs en la ofi no teníamos filtro para decirnos lo que no funcionaba o nos molestaba, esa franqueza permitía un ambiente de trabajo más sano.Los ambientes “correctos” donde trabajé después, simplemente se recurría a ser pasivos agresivos y eran un horror para alcanzar objetivos y para la salud mental.
4. No entres en dime que te diré: Nada menos profesional que culpar a otros por tus errores. Si la cometiste un error, acéptalo y busca solución. Si es alguien más, busca una solución sin entrar a buscar culpables. Algo que la innombrable hizo cuando presenté mis argumentos y soluciones fue atacarme a mí por correo con copia a la oficina y hablar mal del desempeño de alguien de su equipo. Eso habla mal solamente de ella, de nadie más.
5. Documenta todo: Si no te sientes cómoda con la comunicación, la manera de llevar las cosas en un proyecto, etc. documenta todo. Cuando viví el caso de abuso de autoridad años atrás, ese fue el consejo de colegas con más tiempo en la oficina y fue su manera de advertir a lo que estaba por enfrentarme.
Anota en un cuaderno interacciones, graba conversaciones en el peor de los casos -si sientes que vas a ser atacada- y toma capturas de pantalla de conversaciones si es posible. Idealmente, el registro se haría a través de medios oficiales como correos – haz todos los esfuerzos por llevar toda la comunicación a través de medios oficiales- No digo que actúes como espía, pero evidencia es clave en caso de abrir una investigación. Esto puede ser la diferencia entre encontrar patrones y que tu organización tome medidas.

6. No es personal: Cuando innombrable empezó a mandarme mensajes privados pasivo agresivos en los chats de trabajo, corrí donde un colega de confianza. Me recordó que el trabajo no es para todos actuar como ositos cariñositos, pero si tener un espacio seguro donde hacer tu trabajo sin obstáculos. Lastimosamente, innombrable tenía ya un patrón de conducta agresiva y mi colega me recordó que no es personal “Esto no habla de la calidad de tu trabajo ni quien eres como profesional” es clave recordarlo en situaciones de zozobra
7. Exige la organización y claridad para alcanzar metas: Una de mis colegas de quien más aprendí me dejó claro cuando llegó y vio el caos al que el equipo se había adaptado, que no lo iba a tolerar. “Yo no debo pagar con mi tiempo el caos de otros.” Fue una de las frases que se quedó conmigo. Ella llegó exigiendo planes de trabajo y mientras lo consideré excesivo ese momento, ahora veo lo necesario que es. Muchas veces, una supervisión sin estructura para que tú puedas desarrollarte como profesional puede llevar a una serie de malos entendidos. Si no hay, pídela o busca planes de trabajo y presenta uno.
8. Autoevaluación de manera constante: Después de mi primer ciclo en este proyecto en el cual estoy, pedí retroalimentación. Obvio, estaba que me sudaban las manos cuando lo hice, pero creo que es mejor prevenir. Años atrás tuve con un trabajo donde me estanqué en meses. Me empecé a despistar sin metas claras y mi rendimiento bajó. No comuniqué mi frustración y un día, me enteré que mi supervisora se había quejado de mí sin hacérmelo saber y que entraba a periodo de prueba o me iban a despedir. Todo esto se podía evitar con un plan de trabajo y evaluación periódica, más que un arranque de frustración tuya o de quien te supervisa.
9. Soluciones: todos esos ejemplos tienen soluciones claras y a veces, enfrentar un problema con posibilidades de solución es lo mejor que puedes hacer por ti, tu tiempo, salud mental y desempeño.
10. Comunica expectativas o posible estancamiento: Si te sientas en tu escritorio sin saber qué hacer o estás en una organización que cambia agenda o prioridades constantement, déjale saber a tu supervisor/a directa cuál es tu limite.
Yo necesito estructura y reviso tareas de manera semanal, objetivos de manera mensual. Si no lo hago, colapso. Pero esto lo aprendí con errores y sintiéndome perdida con muchas horas en mis manos. Reflexiona y ten claro cómo comunicar esto, ya sea a través de una reunión uno a uno o en tu plan de trabajo.
¿Qué otras sugerencias tienes en mente? ¿Has estado en un rol de supervisión? ¿Qué recomendaciones tienes?
Abrazos,
Ps. ¿Cómo les va con la lectura de Americanah?